Todo el mundo escucha música. A casa, en
la calle, en los bares. Con el MP3 en las orejas o con un vinilo antiguo. Para
algunas personas, escuchar música es una necesidad, una pasión. Para otras,
solo es una cosa agradable pero no indispensable.
Sin embargo, algunos psicólogos piensan
que música tiene virtudes intelectuales y psicológicas. Por ejemplo, una música
animada y alegre podría ayudar alguien quien está triste. Al contrario, una
música lenta y solemne sería un medio de calmar y de tranquilizar a alguien.
Pero las personas tristes o depresivas a
menudo escuchan músicas tristes y pesimistas también. Se reconocen en las
canciones que hablan de amor perdido o de decepción, y se sienten aún más
depresivos. Al contrario, las personas que no tienen muchas problemas van más
fácilmente a escuchar canciones optimistas…
Los textos de las canciones por
consiguiente son importantes. A veces podemos en efecto reconocernos en las
palabras que utilizan los artistas, quien pueden decir cosas que pensamos o
sentimos pero no sabemos decir. En este caso, podemos comparar música a un tipo
de terapia…
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